Cuando somos jóvenes la mayoría de nosotros estamos rodeados de amistades y de personas que siempre se están preocupando por nosotros, sin embargo las cosas van cambiando con el paso de los años.
Muchas son las personas que cuando les llega la etapa de la vejez quedan totalmente solas y es que cada quien hace su vida y ya no tenemos tiempo para los demás y eso es algo muy mal hecho pues los mayores necesitan compañía.
La evolución es parte de todo, los hijos, familiares, amigos todos crecen, se mudan o incluso hasta fallecen y dejan a esas personas indefensas y tristes, pues si en algo estamos de acuerdo tener una vejez llena de soledad resulta ser bastante depresivo.
El día de hoy nosotros te hablaremos acerca de una abuela de 82 años que en vista de que ella se siente sola en su vejez, hizo una carta para toda la sociedad, para que se den cuenta de lo que están haciendo mal.
CARTA DE UNA ABUELA SOLA
Si incluso nosotros cuando estamos jóvenes nos sentimos tristes e incomprendidos ¿qué se puede esperar de una persona mayor? Nosotros en la juventud podemos olvidarnos de este problema saliendo a algún lugar pero en la vejez ya no es la misma energía y pues eso nos hace sentir mucho peores.
La abuelita de 82 años dijo esto en su carta que tituló como, “Lo que tengo y lo que no”. La carta decía al inicio: “Esta carta representa el balance de mi vida”
Continúa diciendo:
“Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12m2. Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero si quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa.
Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros cada tres o cuatro meses; otros, nunca.
Ya no hago croquetas o huevos rellenos ni rulos de carne picada ni punto ni crochet. Aún tengo pasatiempos por hacer y sudokus que entretienen algo.
No sé cuánto me quedará pero debo acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado: desaparecen con frecuencia.
Dicen que la vida se alarga cada vez más. ¿Para qué? Cuando estoy sola puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído. Y eso es todo.
Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y pagar a nuestros padres con el tiempo que nos regalaron al criarnos”
La carta fue escrita por Pilar Fernández Sánchez en Granada.
Esperamos que te haya conmovido tanto como a nosotros. Sin duda una carta que nos enseña que debemos estar mucho más pendientes de nuestros mayores que tanto dieron por nosotros.
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